7 Mil Millones Now!


7 MIL MILLONES DE PERSONAS EN EL 2011
En medio de una turbulencia económica y social a escala global, caracterizada por una diversidad de movimientos sociales que luchan por reivindicar tanto mejoras de política económica como social o mayor apertura democrática; y en donde la constante parece ser siempre represión social por parte del Estado, independientemente si éste es latinoamericano anglosajón o musulmán; la humanidad en su conjunto se aproxima a los 7 mil millones de personas en este 2011.
Simbólicamente podríamos otorgar el reconocimiento del nacimiento “7 mil millones”, tanto un una clínica rural, como en un gran hospital metropolitano en México o en el extranjero.
Quizá no es tan alarmante el número de habitantes en el planeta, sino más bien la celeridad con la que se incrementa esta cifra (en promedio 80 millones de personas por año) y la demanda de recursos que conlleva.
Pese a los pronósticos desfavorables por lo que implica este exponencial crecimiento, los análisis en materia poblacional siguen siendo optimistas, finalmente 7 mil millones no es una cifra significativa si se analizara en función de la disponibilidad de territorio para albergarla o por la capacidad tecnológica para proveerla de los recursos mínimos indispensables para su sustento.
Sin embargo, aunque la producción mundial de alimentos ha crecido con mayor celeridad que la necesidad en su consumo, las guerras por recursos y las hambrunas no han desaparecido, por tanto, es difícil no alarmarse con la idea de que la disponibilidad de agua potable se agota, la erosión del suelo y la desertificación se incrementan, así como se extingue la biodiversidad vegetal y animal, aunado a lo anterior, nuestra vulnerabilidad ante efectos climáticos producto del cambio global, pudiesen mermar esta cifra poblacional.
Según datos de Naciones Unidas, se espera que la población mundial se estabilice para el año 2050 entre 9 mil millones y los 10 mil 500 millones; no obstante el límite al crecimiento en la demanda de recursos está llegando a su cúspide, el cenit del petróleo es una prueba de ello, nuestra insaciable demanda de combustibles fósiles imprimen un alto riesgo e incrementan nuestra vulnerabilidad energética.
Por tanto, se nos está terminando el tiempo para generar una conversión energética y tecnológica con base en recursos renovables como la solar y la eólica entre otras. Es tiempo de replantearnos nuestro compromiso no sólo con el ambiente sino también con la sociedad en la que vivimos. ¿Qué hacemos por los otros? Es decir, que podemos aportar por aquellos que no necesariamente son nuestra familia consanguínea o ampliada.
¿Que capacidad de compromiso tenemos con nuestra círculo social o nuestra comunidad para apoyarnos y enfrentar los retos ambientales y demográficos que vivimos y que sin duda, en el futuro cercano, serán más inminentes?
Rafael Huacuz Elías

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