AUMENTO DE RUIDO EN LA CIUDAD

Opinión / Columna


Universidad Vasco de Quiroga
Aumento del ruido en las ciudades
El Sol de Morelia
6 de agosto de 2012


Doctor Rafael Huacuz Elías*

La contaminación acústica no es considerada por la mayoría de la población de las ciudades como un factor negativo que incida de forma significativa en su calidad de vida, por lo general no se tiene el tiempo necesario para reflexionar los efectos del ruido en la salud de las personas. Por ejemplo, un ambiente silencioso conlleva una mejor concentración y tranquilidad espiritual e incrementa la capacidad de fortalecer las relaciones sociales. El diseño de espacios urbanos silenciosos reduce el nivel de estrés de la vida moderna.

El ruido excesivo tiene consecuencias negativas en la salud física y mental de las personas. La combinación de varias fuentes de ruido, incrementa los decibeles del ambiente urbano, lo cual produce en la población, según la Organización Mundial de la Salud, desde un aumento en la presión arterial, hasta sordera temporal pasando por alteraciones del sueño y la conducta. En tanto, un nivel aceptable de ruido estaría por debajo de los 65dBA (decibeles) y en ningún momento debería superar 85 dBA. No obstante, el conjunto de actividades diurnas (y aun nocturnas) en la población de las ciudades, incrementa por encima de esta cifra el ruido en la ciudad. Solo basta con visitar algún centro de reunión pública o centro comercial, en donde abunda la contaminación acústica, calles y avenidas de distintos puntos de la ciudad son afectadas por contaminación acústica producto de diversas fuentes: desde el transporte público deteriorado; motocicletas o automóviles con los escapes rotos; activación de alarmas o claxon de autos; sirenas de policía o cuerpos de emergencia; gaseros y recolectores de basura; perifoneo comercial y publicitario; hasta obra urbana y el tráfico en general.

Una política ambiental, bien recibida por la población, sería aquella que limitara los niveles de ruido de equipos publicitarios de centros comerciales y perifoneo urbano, que al mismo tiempo monitoreara e informara a la población de los niveles de ruido en las distas zonas de la ciudad y se establecieran normas más estrictas a la hora de otorgar permisos en trasportes publicitarios (perifoneo) o en centros de reunión pública.

Por tanto, vale la pena una reflexión más profunda en este tema. (L)

*Profesor por asignatura en la Escuela de Arquitectura UVAQ

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